DOS
“El amor es lo único humano que siente al animal”.
EXCLUSIVAMENTE PARA
ELLAS
Al momento de
concluir este apartado estaba compartiendo la mesa con una pequeña mujer, mi
hija de doce años. Estoy seguro de que ella ya tenía su propia idea formada de
lo que iba a tratar el libro: el pene. Ahora bien, todo lo que se diga, mejor
dicho, se escriba, será tratado por el rey del sexo, bueno, eso tiene sus
matices, porque él es un rey como el del ajedrez, ya que quien tiene el poder
―si por poder entendemos la libertad de movimientos― es la dama, en verdad es
ella la que manda. Pero eso no es lo que importa ahora, sino qué nos pueda
dejar saber el pene a través de este monólogo.
Creo que no es
desacertado que le dediquemos estos Monólogos del Pene a ellas, que al fin de
cuentas, un pene también es asunto de mujeres; no solamente por ser un producto
para damas, sino porque es un órgano que compartimos.
En consecuencia,
no puede haber mejor destinataria que las dulces, hermosas, profundas,
insaciables, bellas, voluptuosas, sensuales, seductoras, deliciosas, sagaces,
dominadoras, complacientes, sensibles, delicadas, amorosas, y pare usted de
contar, mujeres; porque a ellas les podemos dedicar casi todos los adjetivos
que se nos puedan venir a la mente; en fin, para todas las hembras del mundo.
Para empezar, una dedicatoria muy especial a la mujer más importante que un
hombre tiene en su vida, ésa que solo nos puede sentir al salir; el caso de
Edipo es detestable, ¿verdad? Y da igual así sea nada más que un complejo.
Cuando era niño
escuchaba un cuento que era como una versión distorsionada del Complejo de
Edipo. Contaban que un hombre muy desconfiado de la fidelidad femenina decía
que no había mujer fiel en la tierra, que por ambición eran capaces de todo;
dudaba de la probidad hasta de su propia madre, cosa que quiso demostrar a
todos; entonces partió un día de su hogar; es decir, se hizo trotamundos. En
sus correrías participó en guerras y muchas otras tropelías mundanas logrando
amasar una gran fortuna. Después de veinte años regresó al que fuera su hogar y
se encontró con la noticia de que su padre había muerto, además, que su familia
estaba en la ruina. Su madre, que siempre había disfrutado de la buena vida aún
se conservaba joven y bella. Entonces él enamoró a su propia madre logrando
vencer sus negativas sin mucho esfuerzo. Cuando estaba a punto de consumar su
teoría, dijo: «Voy a ver si puedo entrar por donde salí un día». Fue en ese
momento que su madre comprendió que estaba a punto de entregarse a su propio
hijo.
Dejando de lado
ese cuento de mal gusto, quiero dedicar este poema a todas las madres del
mundo, hoy también es el día de mamá, al igual que todos los días de la vida.
CUANDO EN TUVIENTRE MORABA
Quisiera
dormirme en tus entrañas,
en la
alberca tibia de tu vientre,
ser
parte íntima de tu cuerpo y
beber
la sabia de tu amor en gestación.
Y
retozar con sublime alegría
haciendo
piruetas de trapecista
con el
cordón que me sostiene
por el
medio de mi frágil anatomía.
Y jugar
mis diversiones preferidas:
con tu
vejiga, al fútbol solitario,
y al
box con el carrete articulado
de tus
costillas desprevenidas.
Sé que
haré muchos cambios en tu figura
y que
no te verás hermosa y deseable;
pero
pido poco, solo paciencia y ternura,
te
prometo que cuando todo esto acabe,
llenaré
tu vida de dulzura.
Solo
quiero antes de que el tiempo fenezca,
seguir
inmerso en tus aguas florales,
y al
mismo tiempo que tu vientre crezca
compartir
tus pensamientos y ansiedades;
ser la
risa alegre en tus noches taciturnas;
por mí,
sin culpa, la ignota criatura.
Que tú
como Dios, en tu vientre demiurgo,
diseñas
y trazas con la roja arcilla
de tu
vernácula sangre nutritiva
al hijo
de tus entrañas que darás a luz al mundo.
Dentro,
la vida es fácil;
fuera,
la vida es dura;
lo
primero que hacen
es
cortar el hilo de la atadura.
Al
nacer algo acaba, todo empieza.
La vida
que sigue nos recibe con rudeza,
pues
nada más asomar la cabeza
alguien
corta el hilo de vida y hace ligaduras,
y como
el que sale al mundo llega a oscuras
no pude
verle la carnicera mirada
al
desalmado que le da la nalgada.
¡Ni te
creas que eso es todo, camarada!
Te
sigue un baño de agua helada.
Pero en
verdad que yo no sabía
que
entrar a la vida es cosa tan extraordinaria.
¡No es
algo fácil salir de la nada!
Empezando
por dos que quieran compartir sus ansias,
el
tiempo oportuno y las semillas filigranas;
sigue
la colosal batalla por la genitiva semilla X;
donde
competidores por millar en veloz carrera
van
como renacuajos viajando en tinieblas
por
viscoso canal en nado sin tregua,
quien
llegue y entre primero: ¡la vida se lleva!
Sí, era
tu cuerpo el paraíso,
mas
Dios así lo quiso,
que en
la brevedad de nueve meses terminara
la
magnífica obra que con un beso se iniciara.
¡Ah
felicidad sublime, madre,
cuando
en tu vientre moraba!
¡Había
tintes de rosa por doquier miraba!
¡Ah!, pero antes
de que pase al siguiente tema, si usted fuera jurado en un concurso de poesía y
tuviera que calificar del uno al diez, dígame, ¿cuál sería su puntuación para
el poema que acaba de leer? Este es tu sitio de participación. Blogger: adiel cañizares.blog.com
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