POESÍA

POESÍA

Geisha
La japonesa quiso ser porcelana
y un día, sin más, se pintó la cara:
lo hizo con el color del alma.
Sólo Imara iguala la albura de su cara.

Sus ojos: un punto oscuro
entre la nieve de su cara,
y sus labios del rojo la pureza,
sonríe al mundo la geisha.

Con cara de porcelana ama la geisha
y viste del níveo loto la realeza.
Hermosa de azul por la mañana
en el ritual del té nadie le gana.

Orgulloso el Japón de sus proezas,
ha olvidado a una ignota princesa
que lo liberó del estrés y la tristeza:
con sus dulces manos lo hizo la geisha.

Con kimono de esplendorosa seda
y un Icho-gaeshi en su cabeza,
danza, canta, baila y conversa.
Y siguiendo un ritual que es arte,
muy feliz su invitado toma sake.


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