DOCE
“Las mujeres están siempre predispuestas a odiarse
entre sí; solo ahora entiendo por qué a veces nos llevamos tan mal: ellas odian
la parte de mujer que hay en cada hombre”.
MACHO, MACHO
¿Qué somos, otra variedad de mujer? Es amargo; pero no estamos destinados a ser hombres
por completo, sino otra forma de ser mujer; solo el día que nos quitemos equis
(X) parte de nuestro cuerpo dejaremos de ser hombres a medias y resucitaremos
machos por entero. Dios no se equivoca jamás, y, natura non facit saltus; sin embargo, hay una realidad que clama
por una explicación convincente. ¿Será que en algún momento de la evolución la
sabia naturaleza sí produjo un error de cálculo genético en el macho humano?
Ahora bien, ¿ha existido el varón que no haya poseído el cromosoma X? Adán,
quizás; quien no fue engendrado, sino creado; ése sí fue un macho verdadero.
Pero a sus descendientes, ¿cómo nos afecta el cromosoma X? El sexo femenino
(XX), ¿es el sexo perfecto? ¿Por qué ellas no producen óvulos con cromosomas
XY, y así la determinación sexual sería más casual?
Al respecto, la
ciencia nos da la información precisa: En los humanos, las hormonas ―en
especial la testosterona― que intervienen en la diferenciación sexual y en el
desarrollo, son los andrógenos. “En los
embriones cuyo sexo no está aún diferenciado, la testosterona estimula el
desarrollo del sistema de los conductos del Wolff, precursores del aparato
reproductor masculino. Más tarde, la testosterona, junto con las gonadotropinas
secretadas por la glándula pituitaria, estimula la espermatogénesis. Asimismo,
se cree que el sistema de conductos de Müller, precursores embrionarios del
aparato genital femenino, se diferencia de forma espontánea, sin la
intervención de un estímulo hormonal. Cuando el sexo de las hembras está ya
definido, el estrógeno, que se produce en los ovarios y en la placenta,
desempeña un papel preponderante en el desarrollo y en el funcionamiento del
aparato reproductor femenino”.
Por lo visto,
para que un óvulo termine siendo embrión masculino no es suficiente que un
cromosoma (Y) lo fecunde; si no que debe producirse, además, un estímulo
hormonal preciso; es decir, que es algo complejo, pues, un gen llamado SRY del
cromosoma ye (Y) debe estimular a las gónadas embrionarios destinadas a
convertirse en testes, las cuales deben producir testosterona, hormona
masculina de las llamadas andrógenos; en tanto que, para que se convierta en
sexo femenino no se requiere ningún estímulo hormonal; es decir, que es
espontánea.
Por lo tanto, en
la determinación sexual humana, lo predeterminado es ser mujer; en
consecuencia, todo hombre lleva una mujer por dentro, y todo como secuela de
equis (X) parte femenina que llevamos por dentro. Derivación directa de ello es
que la emasculación temprana produce un desarrollo físico femenino, e incluso,
la castración después del desarrollo también conlleva a una regresión a la
feminización. Los eunucos no solamente tienden a la homosexualidad, sino que
adquieren una fisonomía andrógina. Los hombres estamos peligrosamente expuestos
a la metamorfosis sexual; mejor dicho, a la regresión al sexo predeterminado.
El peligro
también puede estar determinado por un error hormonal, ya que, una falla de
testosterona en la etapa embrionaria hace que se imponga una producción de
estrógeno que puede conllevar a un posible seudohermafroditismo, o que quien
iba a ser varón termine en una hembra con vagina, pero sin ovarios ni matriz;
o, quizás, un genuino marimacho; esto es, una mujer produciendo testosterona
porque inicialmente iba a ser hombre; o tal vez, una mujer estéril porque sus
ovarios están atrofiados, pues, de acuerdo a su fecundación (XY) iba a ser
varón. Además, está tan arraigada la predeterminación femenina que en cualquier
momento de la vida adulta al hombre que se le suministre dosis de estrógeno
puede producirle esa metamorfosis sexual; esto es, la conversión física al sexo
femenino. Este es el recurso que emplean los transexuales. ¿Es que la
naturaleza ha creado en los machos humanos una hibridación sexual?
Mire bien a su
alrededor, es posible que esa hermosa hembra que acaba de ver sea en realidad
un prototipo masculino frustrado por un error hormonal; o que sea un eunuco o un
transexual. En la India hay una categoría social de apariencia femenina
denominada hijra, que en realidad son
hombres castrados en la niñez. Se dice que durante la edad media, en los coros
monásticos y catedralicios, las voces altas y de contralto las hacían los
eunucos porque no les estaba permitido a las mujeres hacerlo; asimismo, las
monarquías también han usado a lo largo de la historia a los eunucos como
acompañantes de las féminas de la realeza.
Un caso muy
distinto lo constituyen los homosexuales que, sin ocultar su aspecto de hombre,
solamente imitan la feminidad queriendo agradar a los otros varones, ya sean
homosexuales, heterosexuales o bisexuales. Pero en fin, no es el caso que
interesa en el presente tema referido a los machos, machos.
Sin embargo,
según Freud: «Más aún: nos hemos
habituado a reconocer en todo individuo cultural cierta medida de represión de
impulso perversos, de erotismo anal, homosexual, etc.».
Ahora es su
turno, ¿qué piensa del sexo masculino? ¿Somos tan varones como creemos? ¿Cree
que debemos redefinir el concepto de macho? ¿Será verdad que todo hombre lleva
una mujer por dentro? Por cuanto después de leer este apartado ha quedado muy
intrigado y desea dejar patente su opinión, pues bien, no pierda esta
oportunidad de expresarse. Blogger:
adiel cañizares.blog.com
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