viernes, 4 de mayo de 2012

MIS TEMORES, MIS TERRORES...


SEIS


“No hay hombres impotentes, sino mujeres sin maña”. Dicho francés.

MIS TEMORES, MIS TERRORES…


Este apartado está dedicado especialmente a los hombres que por alguna circunstancia padecen de disfunción eréctil, motivo por el cual, amigo lector, le ruego que si se siente aludido nos haga saber su experiencia.
Nada puede ser más auténtica que la erección del pene. En consecuencia, nadie puede fingir nunca una erección. La erección se tiene o no se tiene. Ellas jamás tendrán ese problema; no obstante, a veces no comprenden y se irritan, y no lo perdonan.
Es definitivo, no puede haber penetración si el pene no está erecto, o, al menos, semierecto; pero de todas formas requiere la firmeza necesaria para poder penetrar; lo podemos comparar con el hecho de tratar de enhebrar una aguja con un hijo demasiado largo, necesitaríamos de una magia especial para que la hebra de hilo se mantenga extendida, estirada, recta para introducirla en el ojo de la aguja. Algo así como el famoso acto de magia india; ingeniosidad donde una cuerda se eleva desde un cesto obedeciendo una música especial y luego una persona trepa por ella.
Nunca habrá mayor vergüenza y frustración para un hombre como la de comprobar que no consigue le erección. Hoy se le dice disfunción eréctil, algo así como que el mecanismo de erección no funciona. ¿Cuál mecanismo? ¿Hay alguna máquina dentro de nosotros que se apaga y se enciende por medio de un interruptor? ¿Qué es lo que falla?
Probablemente las mujeres jamás lleguen a comprender cuánto padece un hombre su falta de erección. Es posible que sientan conmiseración y traten de consolarnos; pero no alcanzarán a entender jamás ese estado de frustración e impotencia que experimenta un hombre ante el penoso fracaso sexual. En definitiva, ¿se puede hacer el amor sin que haya penetración debido a la imposibilidad de erección? Algunos entusiastas opinan que sí. Pero eso sería algo así como asistir muerto de hambre a un suculento almuerzo y limitarse solo a mirar la comida y a beber agua. ¿Qué tal, eh? ¡Cómo la ves! Pobre consuelo, ¿no?
¡Qué suerte tienen las mujeres! Ellas no necesitan que un colgado nervioso y forrado en un pellejo arrugado reciba una descarga de sangre a toda presión para que salga de su estado inerte, flojo, fofo, flácido y se ponga erecto, y que luego se mantenga así durante un lago tiempo, o al menos, el tiempo necesario para el coito.
A pesar de que una erección es la cosa más natural del mundo, algo que ocurre con mucha frecuencia y de forma espontánea, instintiva y, en ocasiones, casi involuntaria; no obstante, a veces se requiere del estímulo preciso, el momento oportuno, la persona adecuada y la condición física necesaria. También somos sensibles. La cuestión es, ¿somos iguales o hay marcadas diferencias sexuales? Una mujer puede iniciar al coito sin ninguna excitación, solamente un poco de lubricación, que puede ser algo de saliva; sin embargo, terminar en un placentero orgasmo. Un hombre jamás lo podría hacer porque necesita de la dureza necesaria para la penetración; un pene sin erección es una cosa flácida que solo se podría refregar, untar, pasar como una brocha.
Las mujeres asocian al amor con el deseo erótico, y éste con la erección; en consecuencia, si un hombre la ama, también la desea profundamente, por consiguiente, tiene una excelente erección. En el caso de que la relación sea ocasional, al menos espera despertar un gran deseo erótico. Definitivamente, ellas siempre esperan que la erección sea excelente, que al momento de la penetración el pene esté bien duro; además, que se mantenga así durante mucho tiempo. Una erección prolongada le sugiere un deseo prolongado, es más, le garantiza su propio placer. Si la erección falla es porque no hay amor ni deseo, y eso la irrita y decepciona mucho.
El hombre ante la aparición de la falta de erección comienza por alarmarse, luego le da miedo, ese temor lo conduce a la angustia, la angustia lo desespera y lo frustra; y, al final, eso lo mata.
Somos vulnerables, no lo podemos evitar; en realidad somos más débiles que ellas. Nuestra fuerza sexual no es más que una coraza de hojalata tan quebradiza como una galleta; por consiguiente, una mínima burla, una risa despectiva, una mirada insidiosa o un reto nos pueden desbaratar como a un castillo de arena. Como nuestra sexualidad es externa, la erección debemos exhibirla en toda su magnitud, a ojos vista, se demuestra con hechos. No obstante, las fallas se presentan.
Respondiendo a la incógnita de por qué fallamos, a continuación veremos una serie de propuestas que tratan de recoger las posibles causas de disfunción eréctil, así como los sentimientos de frustración que ocasiona en el hombre. Su orden es aleatorio, esto es, que no reflejan, por ahora, un orden prioritario ni cardinal de las causas que producen las fallas del pene. Sé que la lista que usted leerá a continuación no recoge en su totalidad las causas de la disfunción eréctil, en consecuencia, se requiere de su experiencia personal; es por eso que le pido su sincera opinión. Pero también puede participar eligiendo entre las propuestas del autor y así tendremos en el futuro un orden prioritario de las causas de la falta de erección del pene, ya sean ocasionales o patológicas. Deja tu opinión aquí: Blogger: adiel cañizares.blog.com

EL CUÁNDO, CÓMO Y POR QUÉ…

La maravillosa primera vez
Por miedo
Una mala experiencia anterior
Complejo de inferioridad
Me cuesta creer que lo haya conseguido
Mis sentidos no andan bien
Estaba muy ebrio
Tal vez tenga algún problema
Fue tan fácil que temí enfermarme
Estaba pensando en mi pareja
Me aterra el sida
No era de mi total agrado
Su almizcle era muy fuerte
Parecía que había algo podrido ahí abajo
Soy muy tímido
Era tremenda hembra, me asusté
Estaba angustiado, era casada y estábamos en su casa
Lo había hecho hacía poco
Estuve trabajando muy duro todo el día
Era muy gorda
No me gustó cuando la vi desnuda
Temía preñarla
Sentía que era poca cosa
Estaba tan desesperada que me asustó
Nunca he podido con putas
Era tan tímida que me enfrió
Estaba tan niña que me aterré
Desde que la besé y no sentí nada, ya sabía que no iba a poder
Creo que ya me estoy poniendo viejo
Estuve mucho tiempo sin hacerlo
No lo necesito, soy marica y no me importa
Mi corazón falló hace poco, y eso también
Mi mujer me dice que soy poco hombre,
ahora no puedo con ninguna
Pienso que ella no va a llegar al orgasmo,
eso me atemoriza y predispone
Ella me baja la autoestima con su crítica a mi tamaño
Su piel estaba horrorosa por las estrías
Tenía un clítoris demasiado grande
No lo sé

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